viernes, 8 de junio de 2012

Efecto disuasorio

Efecto disuasorio
Dicen que para lucir hay que sufrir.
Y en Girona esto lo podemos aplicar al maravilloso casco antiguo que tiene.
Si se quiere que luzca se debe aceptar lo que algunos consideran un sufrimiento, como lo que representa que la zona esté pensada casi sólo para peatones.
Y sólo se puede decir casi porque es lógico que los vecinos puedan acceder con su coche.
Lo que no es tan lógico es que quiera o pueda hacer cualquiera.
Hace meses que no se controlan, y que por tanto no se multan, las personas que acceden en coche al casco antiguo sin tener el distintivo correspondiente que les autoriza a hacerlo.
Después de leer este titular podríamos felicitar al alto grado de civismo de los conductores que respetan la señal que restringe el acceso a la zona y que así evitan las sanciones.
Pero, desgraciadamente, resulta que si no se multa no es porque los ciudadanos se les haya despertado la conciencia cívica.
Sino que no se multa porque el sistema de control parece que es demasiado gravoso, demasiado manual y lento, demasiado complejo.
Vamos, que para que fuera efectivo habría que destinar una persona a controlar y comprobar cada coche que entra en el casco antiguo más de la cuenta, o sea más de tres veces por trimestre.
Desde que se instaló la cámara con el correspondiente aviso, hace más de cinco años, la mayoría de conductores pensaba que lo iba a misa.
O sea que, como ocurre con los famosos, molestos y criticados radares de las carreteras, cualquier infracción quedaba perfectamente registrada y retratada.
Pero ahora resulta que no.
Que todo era tan complicado que más valía dejarlo correr.
La parte positiva es que, gracias a este pequeño y seguramente involuntario engaño, el tráfico por el Casco Antiguo se ha reducido considerablemente.
Si antes pasaban unos 2.800 vehículos cada día, ahora las cifras se sitúan alrededor de 1.500.
Sólo con números cuesta ver si son asumibles y compatibles con todos los peatones y, sobre todo, turistas que visitan Girona.
Un paseo permite comprobar que todavía falta mucho para encontrar el punto justo de convivencia en la avalancha de ciudadanos, coches, camiones, camionetas y bicicletas que se mueven por las calles.
Sin embargo, y aunque haya que lamentar la falta de previsión sobre la utilidad de la cámara, por lo menos no habrá sido en vano aunque sea por el efecto disuasorio que ha tenido.

1 comentario:

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