jueves, 24 de mayo de 2012

Juancarlismo en declive

Juancarlismo en declive
La identificación entre Juan Carlos y la corona perjudica la sucesión
El escándalo de Botswana y el caso Urdangarin atizan más el antimonarquisme que el republicanismo
Dudas sobre la conveniencia para Cataluña de una eventual III República con un presidente del PSOE o el PP.
"La crisis está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos socioeconómicos y sociales."
Con estas palabras proféticas se dirigía el rey Juan Carlos a los españoles en el tradicional mensaje televisado de la noche de Navidad pasada.
Proféticas porque, como un boomerang irónico, giraron a él en contra cuatro meses más tarde.
El monarca hizo un viaje privado que podría costar al menos 30.000 euros por cazar elefantes en Botswana, con la mala suerte que se fracturó la cadera y se hizo público.
Tuvo que pedir un histórico perdón - "Lo siento mucho, me he equivocado, no volvera a ocurrir" - que tuvo eco internacional, y se vio obligado a modificar los hábitos y comportamientos económicos y sociales de la que hablaba en Navidad.

El trance venía precedido del escarnio público por el disparo que el nieto mayor, Froilán, de 13 años, se disparó sin querer el pie con una escopeta prohibida a los menores de 14, y por la imputación del yerno, Iñaki Urdangarin, por las sus actividades empresariales al frente del Instituto Nóos, una organización sin ánimo de lucro que se dedicaba al patrocinio social y deportivo.
En enero, el rey todavía pedía al ejército que comanda que abarque la austeridad: "Ante la actual crisis, tengo la certeza de que sabréis obtener el máximo rendimiento de los recursos asignados."
Hoy la monarquía vive horas bajas en la medida que el juancarlismo va de baja.
"El monarquismo español de los últimos 35 años ha sido básicamente juancarlismo.
¿Quién se acuerda, de Alfonso XIII?
La legitimidad que la monarquía haya podido tener hasta ahora era una legitimidad fundamentalmente juancarlista.
Veo problemático que si el juancarlismo hace crisis, se pueda invocar una legitimidad monárquica independiente de Juan Carlos ", reflexiona el historiador y profesor de historia contemporánea de la UAB Joan B. Culla, que añade: "La monarquía, aunque invoque una historia multisecular, en realidad es una monarquía que nace en los setenta."

El catedrático de historia contemporánea de la Universidad de Zaragoza Julián Casanova no cree que la monarquía se acabe, pero sí que han cambiado parámetros:
"Si te vas a cazar elefantes ya no eres intocable, mientras que si no te vas a cazar elefantes, estás en una aureola de divinidad y las instituciones de alrededor continuarán defendiendo que el rey sea intocable."
"Si ahora resulta que toda esta aureola se le ha ido cargando él solo o lo han ido dañando entre todos, la herencia que deja al hijo es bastante más frágil y complicada ", sostiene Culla.
En todo caso, la Constitución consagra la monarquía como la forma política del Estado y el rey como figura inviolable.
En términos jurídicos, la continuidad de la institución está garantizada.
"Si la legitimidad monárquica se hunde,
¿qué queda?
Simplemente el esqueleto jurídico: la Constitución, que dice que España es un reino, pero cuando una monarquía aguanta sólo porque lo dice la ley, mal asunto".

"Ceremonial"
El historiador y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra Josep Fontana subraya que "la monarquía está en declive porque es un sistema que no tiene sentido, no tiene ninguna función ni utilidad", pero concede que no se está extinguiendo: "Supongo que el ceremonial éste se irá manteniendo, pero insisto en que no tiene ningún sentido.
Estamos regidos por gobiernos que son elegidos como si fueran los de una República. "
La perpetuación de los Borbones no está en peligro, según Casanova, "pero está claro que hay algunos que desaparecerán de la foto".
"La monarquía estaría en peligro si el implicado en el escándalo hubiera sido el hijo [el príncipe Felipe]", considera.
Sin embargo, en España no hay más republicanos.
Todos los problemas que han desbordado los asesores de la Zarzuela no han creado más republicanismo, sino más antimonarquisme.
"El republicanismo genuino era fruto de una reflexión intelectual que llegaba a la conclusión de que para presidir un país era mucho mejor un presidente de la República que un rey", invoca Culla.
El historiador duda que desde la perspectiva catalana resulte más conveniente un presidente de República que un monarca:
"No es que los Borbones de estas últimas hornadas hayan mostrado muy comprensivos con la realidad catalana, pero un político español del PP o del PSOE todavía se mostraría menos. "
Culla imagina un Gregorio Peces Barba, "no simplemente alguien que haya sido presidente de Extremadura", y piensa que sería salir del fuego para caer en las brasas.
"Al menos los Borbones se sienten obligados, cuando vienen a Cataluña, a hacer discursos al 50% en catalán.
No por convicción, para mantener el negocio, pero lo hacen.
"Sea como sea, tampoco quedan monárquicos:" Los que tenían una fe y una adhesión a la institución o al concepto de monarquía, tal vez queda alguno, algún aristócrata, pero caben todos en un taxi ", remacha Culla.

Con la acumulación de episodios delicados para la corona, España dando la espalda al campechanisme real. Juan Carlos I y su entorno han dilapidado el crédito que una parte de la población había dado al monarca en la Transición, aunque incluso este extremo está en duda.

El golpe de 'Der Spiegel'
El respeto logrado en 1981 hace aguas. Sin ir más lejos, el semanario Der Spiegel publicó en febrero que el rey expresó "comprensión, si es que no incluso simpatía" por los golpistas del 23-F, según el embajador alemán en Madrid de entonces, Lothar Lahn.
En una reunión privada entre los dos en la Zarzuela el 26 de marzo, el monarca le explicó que los militares "sólo querían el mismo al que todos aspiramos: el restablecimiento del orden, la disciplina, la seguridad y la calma" .
Para Fontana, la forma como heredó el poder de Franco y su conducta no fueron muy brillantes: "La utilización que hizo de Adolfo Suárez para hacer el trabajo sucio y para después darle una patada sin ningún miramiento , su complicidad en el golpe del 23-F, cada vez más clara ...
Quizás el rey tuvo una utilidad formal para hacer el tránsito de un sistema a otro, pero no pienso que hiciera ninguna aportación política.
De hecho, la Transición habría hecho de una manera semejante sin su figura. "
"Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar."
También son palabras del rey, en Navidad, antes de ir a Botswana.

No pienso que hiciera ninguna aportación política. La Transición habría sido similar sin su figura Josep Fontana

Historiador Si el juancarlismo hace crisis, veo problemático que se pueda invocar una legitimidad independiente de él Joan B. Culla
Historiador Salto desde el papel cuché

El asunto Botswana tiene muchas derivadas. Se ha abierto la veda, en la prensa considerada seria de todo el Estado, más allá del papel cuché, a hablar de la vida privada del rey.
"Que el señor Juan Carlos tiene amantes es algo que pasa desde hace muchos años y que todos habíamos oído hablar, ahora, lo que no habíamos visto es una foto en portada del amante", explica Culla.
El monarca viajó a África acompañado de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, especializada en organizar actividades cinegéticas para millonarios.
Se habrían conocido en 2006 e incluso se le atribuye la asunción de papeles institucionales.
Las redes sociales como Twitter han mojado pan con críticas a la corona, incluidas las injurias, penadas por ley.
"Quizás no se pueden perseguir a los internautas, pero sí se puede continuar persiguiendo al igual cualquier expresión pública en algún medio más al alcance de la mano.
No hay que hacer mucho caso de la especie de situación de impunidad que dan las redes sociales, porque la dan mientras les convenga ", advierte Fontana, que pone el ejemplo del control de correos electrónicos en Estados Unidos.
"Lo que no vale la pena es ejercer esta vigilancia por algo tan ligera como para hacer broma del cazador de elefantes".
Según Casanova, la protección del rey ante la ironía y el humor debería ser como la de cualquier otra institución, no superior a la de la presidencia del gobierno o el obispo de Salamanca.

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